Hoy hablaremos de unos de los temas más importantes a tener en cuenta en la vida del cachorro: la Socialización.
Se puede definir socialización como el conjunto de experiencias que ayudarán al cachorro a adaptarse a su nuevo medio, aceptando los nuevos estímulos como no peligrosos. El periodo comienza sobre las 3 semanas, cuando el cachorro es capaz de separarse un poco de su madre y dura hasta las 14 semanas, a esta etapa del cachorro también se le llama "Imprinting".
Muchos estudios sugieren que el cachorro debería quedarse con su madre y hermanos de camada hasta los 2 meses, de este modo aun le quedarían 6 semanas de imprinting conviviendo con su nueva familia humana.
Durante esos 2 primeros meses el cachorro aprenderá en la camada las señales de juego, de calma, de sumisión y de agresión, con las correcciones de la madre controlará la mordida y aprenderá lo importante que es pertenecer a una manada.
Aunque el periodo que va de las 3 a las 14 semanas es la fase crítica de socialización o imprinting, durante toda la vida del perro se puede y se debe seguir trabajando la habituación del can a n estímulos que le rodea. Eso si, si en esa etapa crítica no se ha trabajado correctamente la socialización, será muy complicado que el perro en la edad adulta viva las nuevas experiencias con naturalidad y sin nada de estrés o miedo.
Socializar correctamente a un cachorro no es meterlo en un recinto rodeado de perros o llevarlo al centro de una ciudad con el ruido ensordecedor del tráfico o tirar petardos junto a él para que "se vaya acostumbrando". NO!!! Eso no es socializar al cachorro, es exponerlo a un ambiente que percibirá como terrorífico y lo más probable es que le provoque un miedo que le condicionará toda la vida y le enseñará que debe defenderse ante aquello que le origina temor, siendo una de las defensas la agresividad por inseguridad o miedo.
Para socializar correctamente a nuestro cachorro debemos exponerlo progresivamente a los nuevos estímulos, acercándonos poco a poco (este acercamiento puede durar días) y ofreciéndole premios de comida o juego durante ese acercamiento.
De este modo el cachorro percibirá el estímulo como no amenazante y actuará de forma natural.
Que quede claro que tampoco debemos obligarle a acercarse arrastrándolo de la correa, debemos invitarlo a seguirnos con los premios o el juego. El hecho de tensar la correa cuando nos enfrentamos a una nueva situación puede poner en alerta a nuestro cachorro y provocarle estrés, predisponiéndolo a tener una conducta de huida o agresión, así que nosotros también deberemos actuar con naturalidad ante esas situaciones.
Espero haberos aclarado un poco este tema tan importante en la convivencia con nuestro perro. Queda pendiente hablaros de la habituación en el perro joven y adulto, lo haremos en próximos artículos.
Un saludo amigos!!
Daniel Colominas
Educador canino.
www.laescuelacanina.com
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